Lo que esconde el Apocalipsis

^{(Por José Gregorio Meza)}

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El Apocalipsis es un libro único, refiere el comentario que hacen L. Alonso Schökel y Juan Mateos al texto. Utiliza material mítico, cifras misteriosas, visiones, voces y apariciones celestes para revelar una realidad. Parte de una visión del autor (se le atribuye a san Juan), quien describe lo que experimenta. Narra una lucha histórica contra el Imperio Romano y la arremetida de éste en contra de los cristianos. "El autor quiere expresar la victoria de Cristo sobre las potencias de este mundo".

Escrito posiblemente en el año 96 d.C., está dirigido a siete comunidades de Asia Menor. "La cuestión del autor sigue debatiéndose. Ya a mitad del siglo II se le identificó con el apóstol Juan Zebedeo, aunque en el siglo III se negó tal identificación".
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Sin términos medios

Apocalipsis es una palabra que viene del griego y quiere decir revelación. "El Apocalipsis va levantando el velo para que el pueblo descubra dentro de los acontecimientos de la persecución, la Buena Nueva de la llegada de Dios, que viene para liberarlo", afirma Carlos Mesters. "Es ante todo un mensaje de consuelo y de esperanza para un pueblo en crisis, amenazado en su fe a causa de los cambios y de las persecuciones. El Apocalipsis quiere ayudar al pueblo a encontrarse nuevamente con Dios, consigo mismo y con su misión. Quiere animarlo a no desistir en la lucha y quiere armarlo mejor para el combate".

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De difícil pronóstico

¿Está cerca el fin del mundo? Es difícil saberlo. Alguna literatura quiere relacionar datos concretos del Apocalipsis con la realidad actual. Hay científicos como Walter Wagner y Luis Sancho quienes ven en la puesta en marcha del superacelerador de partículas (Large Hadron Collider, LHC), en la frontera franco-suiza, una posibilidad de originar un agujero negro de proporciones insospechadas, lo que acabaría con el planeta.

Otros, más optimistas, creen que no habrá un fin de mundo sino un salto evolutivo, muy a tono con lo mismo que se lee en el libro del Apocalipsis. "Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía. Y vi bajar del cielo, de junto a Dios, a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una nueva novia que se adorna para su esposo".

Las aventuras de pronosticar no han sido muy exitosas. En las cercanías de finalizar cada milenio hubo llamados a convertirse dada la cercanía de la destrucción, tal es el caso de Savonarola en Florencia (1452-1498). Lo hizo José Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Las interpretaciones que se hacen del calendario maya aventuran que el 21 de diciembre de 2012 se acabará el mundo. Lo cierto es que quién sabe.

Ni el día ni la hora

"En cambio, del día aquel y la hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo y únicamente el Padre, pues lo que pasó en tiempos de Noé, pasará en la venida de este Hombre. Es decir, lo mismo que en los días antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba hasta el día que Noé entró en el arca y, estando ellos desprevenidos, llegó el diluvio y se los llevó a todos, así sucederá también en la venida de este Hombre. Entonces dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a la otra la dejarán. Por tanto, estén en vela, pues no saben qué día vendrá su Señor" (Mateo 24, 36-41).

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