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Esposo de ecuatoriana asesinada regala una Biblia al criminal
^{(Por Miguel Cruz Tejada)}

Hace tres años, el inmigrante ecuatoriano indocumentado, David Andrango de 32 años de edad, asesinó brutalmente a puñaladas a su compatriota Sandra Pumarejo, después que él se robara joyas de oro valoradas en $10, 000 dólares en la joyería en la que ambos trabajaban. Ella, al advertir que faltaba la mercancía, se comunicó con el asesino y bajo la promesa de no delatarlo a la policía, le pidió que devolviera la mercancía. En vez de ello, Andrango, se armó de un filoso cuchillo y la asesinó con más de 40 estocadas.

Ayer lunes, el victimario fue condenado a cadena perpetua en la Corte Criminal de Manhattan, un juicio al que asistió el viudo de la mujer ultimada, Noel Pumarejo.

El esposo, aunque desecho, en vez de asumir la tradicional actitud de otros familiares de víctimas, quienes insultan a los sentenciados en las cortes y piden que se pudran en el infierno, lo que hizo fue regalarle una Biblia al asesino de su mujer, que la recibió, entre sollozos incontenibles, y humillado delante de todos.

“Acabo de leer esta Biblia que te estoy dando, este libro salvará tu alma. Dios te bendiga David”, le dijo el viudo de la víctima al asesino ante el asombro de todos los presentes, inclusive, el propio juez que le impuso la condena.

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El asesino trabajaba como mensajero en el mismo establecimiento. La mujer, además de pedirle a su matador que devolviera el dinero, le propuso que lo hiciera a plazos y que ella cubriría el hueco en la contabilidad.

Luego de pagar $400 de los $10, 000 robados, Andrango decidió asesinarla. En la corte y luego de escuchar la sentencia, dijo que está consciente de que nada le devolverá la vida a su víctima y señaló que no lo pensó antes de actuar.

“He perdido a mis hijos y mi familia, pero yo también la tendré por siempre en mis oraciones”, dijo el asesino. Todos lloraban desconsoladamente en la corte. “No puedo mirarlos a la cara, porque me da vergüenza”, añadió el victimario.

“Gracias por la Biblia, la leeré todo el tiempo y la llevaré conmigo.

Pumarejo dijo que después que Andrango asesinó a su esposa, Dios lo había tocado y se había convertido al evangelio. “Sentí un dolor punzante e irreparable en mi corazón el día de su muerte, pero Dios me envió una señal diciéndome que ella está en el cielo y que un día, volveremos a estar juntos”.

Y sostuvo que no le importa la condena contra el asesino, sino que éste, también se convierta y sea salvo por Dios.

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