Selección natural: ''la falaz perogrullada''

Tras el dedicar unos días al "candente" tema del "malograda" "Fin del Mundo" pronosticado por Harold Camping, vuelvo de nuevo al interesante artículo de José Ramón Ayllón sobre "La evolución del evolucionismo".

Fué hace pocos días que os traje extracto de los párrafos centrados en el papel del azar en la evolución. Ahora tocan los párrafos centrados en la "segunda divinidad".

Me refiero a la selección natural. Y si le doy categoría de "diosa menor" es porque en la "mitología" del evolucionismo ateo, junto con el "dios" azar, forman una fabulosa pareja capaz de generar a partir de "nada" toda la complejidad de la que hoy día somos testigo los humanos. En el fondo, el evolucionismo ateo atribuye a esa "pareja de dioses"  las mismas características creativas que siempre se han reservado para Dios.

Pues bien, en los párrafos que siguen José Ramón desmitifica a esta "diosa" rebajándola al nivel de perogrullada de sugestiva expresividad, pero de inútil aplicación práctica. Inútil, tanto para la eficacia del proceso evolutivo, como para construcción de una sólida teoría falsable en los términos que defendía Karl Popper. 

La evolución del evolucionismo [2]

Con El origen de las especies, Darwin brindó al mundo una teoría novedosa sobre la ascendencia de los seres vivos y abrió un debate que se ha ido extendiendo desde la biología a todas las ramas del saber. Hoy la evolución sigue siendo un fenómeno complejísimo del que se ignora y se supone mucho más de lo que se sabe.

( Por José Ramón Ayllón en la revista "Nuestro Tiempo" )

[ SOBRE  VIABILIDAD DE LA SELECCIÓN NATURAL ]

¿QUÉ ES LA EVOLUCIÓN?

Desde mediados del siglo XIX, gracias a Charles Darwin, la teoría de la evolución representa el más persistente intento de explicación de la pluralidad aparentemente heterogénea de los organismos vivientes. Por evolución se entiende la descendencia y progresiva complejidad de las especies a lo largo del tiempo. Esa descendencia ininterrumpida empieza con la bacteria que surge misteriosamente hace casi 4.000 millones de años y da comienzo a la increíble aventura de multiplicarse y diversificarse en miles de millones de especies. La evolución es atestiguada por el registro fósil y el parentesco genético, pero se escapa el cómo de dicho proceso, su mecanismo. Lejos de constituir un proceso sencillo, se trata de un complejísimo fenómeno, del que se ignora y se supone mucho más de lo que se sabe.

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¿QUÉ PAPEL JUEGA LA SELECCIÓN NATURAL EN LA EVOLUCIÓN?

Darwin pensó que, en esencia, el mecanismo de la evolución se podía resumir en dos conceptos: variación con selección.

Como se sabe, aportó pruebas de embriología, anatomía comparada y paleontología.

Pero siempre –por honestidad intelectual– dejó claro que sus pruebas no eran concluyentes: “Yo creo en la selección natural no porque pueda probar –en ningún caso particular– que haya convertido una especie en otra, sino porque me permite explicar correctamente (al menos, eso creo) muchos hechos de clasificación, embriología, morfología, descendencia...”.

¿CÓMO VALORA KARL POPPER LA SELECCION NATURAL?

El problema de la selección natural es –como ya se ha dicho– que jamás se ha observado un salto de especie, ni tampoco se ha podido predecir. Y la ciencia necesita que las demostraciones confirmen las suposiciones.

Por otra parte, la selección natural parece un proceso evidente e irrefutable, porque establece que sobreviven los individuos más aptos para sobrevivir.

Pero semejante afirmación plantea un grave problema, pues –como ha observado Karl Popper– se parece demasiado a una tautología (a=a), y con tautologías no se hace ciencia.

Además, la selección natural no introduce novedades, pues opera sobre lo que previamente ha sufrido una mutación. Es por tanto, un agente pasivo y externo, como una red que atrapa unos peces y deja libres a otros, pero no los engendra.

La selección natural es responsable –si se me permite la comparación– de lo que queda en pie en una ciudad que ha sufrido, a lo largo de los siglos, guerras, inundaciones, terremotos e incendios. En cierto sentido, lo que ha quedado en pie es una ciudad. Pero la causa de sus edificios actuales no son esas desgracias, sino los ingenieros y arquitectos que los levantaron. El acueducto de Segovia ha pasado la prueba de la selección natural, pero no ha sido levantado por la selección natural.

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(Pincha aquí si quieres seguir con el tercer extracto.)

Lectura completa en la revista "Nuestro Tiempo", de la Universidad de Navarra, página 40.

¡Ah! Una nota sobre el título dado a estos párrafos.

Sí, porque alguien podría encontrarlo contradictorio, pues "perogrullada" apunta a verdad, mientras que "falaz" apunta a falsedad.

Pero es que con la selección natural nos encontramos con esta contradictoria dualidad:

Por un lado, es una verdad de "perogrullo", evidente, que de tanto, resulta "boba". Es tanto como decir que "sólo me gusta lo que no me disgusta", o que "solo mueren los que están vivos", o que "sobrevivirán los adaptados".   Pero ¡ojo!, hasta aquí nos estamos moviendo sólo en el mundo de la lógica.

Y por otro, es falaz, porque de una afirmación cierta desde el punto de vista lógico, se extrapola hasta convertirla en una ley natural si posibilidad de comprobación empírica. Claro, para la mente de muchos, "a qué buscar más, si ya tenemos una ley sencilla que da satisfacción". Estos olvidan que la lógica humana en absoluto garantiza la verdad respecto a las conclusiones sobre el mundo físico; sino, que se lo pregunten a cualquier físico experto en mecánica cuántica.
 

Véase también:

El primer extracto: Donde el azar no puede llegar.

Extracto de una entrevista al autor

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~Siglo XV antes de Cristo: Primeros antecedentes del concepto de evolución biológica.

~Siglo XI antes de Cristo: Primer antecedente del concepto de genoma humano.