La Biblia, el eje de la unidad y el testimonio cristiano.

Por la Escritura nos hemos dividido, en torno a la Escritura debemos reencontrarnos

Entrevista de L´Osservatore Romano a Brian Farrell, L.C., secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

(De religionenlibertad.com)

Con ocasión de la «Semana de oración por la unidad de los cristianos» (que este año se tiene del 18 al 25 de enero bajo el lema «Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración» (cf. Hch 2,42), la edición cotidiana en lengua italiana de L´Osservatore Romano (cf. 19.01.2011) publicó una entrevista realizada a mons. Brian Farrell, L.C., secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

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- Este es el trabajo de los expertos, ¡pero el ecumenismo debería involucrar a todos!

- Ciertamente.
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     El ecumenismo espiritual no es monopolio de los expertos; todos los cristianos pueden ser protagonistas de este movimiento.
     Un aspecto particular a la base de todo ha sido lo subrayado en el Sínodo de los obispos sobre la Palabra de Dios, retomado en la exhortación apostólica «Verbum Domini» de Benedicto XVI: escuchar, orar y reflexionar unidos sobre la Escritura «constituye un camino a recorrer para alcanzar la unidad de la fe, como respuesta a la escucha de la Palabra».
     Por la Escritura nos hemos dividido, en torno a la Escritura debemos reencontrarnos. ¡Hagamos entonces de la Sagrada Escritura el corazón del ecumenismo!
     En ese documento el Santo Padre ha recordado también la importancia ecuménica de la traducción de la Biblia.
     Lejano de toda cerrazón, el Santo Padre nos motiva en adelante sobre el camino de la búsqueda de la unidad.

- ¿Esperanzas para la semana de oración por la unidad?

- La semana de oración por la unidad de los cristianos que estamos celebrando este año está inspirada en la frase de los «Hechos de los apóstoles» que describe la primera comunidad de Jerusalén: estaban «unidos en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partir el pan y en la oración».
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    El Señor ha dicho una cosa maravillosa y tremenda al mismo tiempo: que seamos una misma cosa «para que el mundo crea».
    La Iglesia existe para evangelizar, pero no podrá ofrecer el Evangelio de manera convincente mientras los cristianos persistan en sus divisiones.
    La búsqueda de la unidad no es un lujo; es un deber perentorio de la fe.
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