Recojo párrafos de una entrevista a Mons. Ángelo Amato que denuncian la realidad de persecuciones centradas en aspectos psicológicos e ideológicos. Se dan en nuestro entorno occidental, pero raramente emergen en los medios de comunicación porque no revisten la tragedia de los padecimientos físicos de las típicas persecuciones de algunos países integristas: cárceles, asesinatos, maltratos,... Pero en cambio contienen ingredientes que desde el punto de vista social las hacen más efectivas a largo plazo.
Sí, porque en la persecución física, el espíritu del creyente perseguido se revela, se crece y se fortalece. Pero la sutil persecución ideológica que menciona Ángelo Amato pasa desarpercibida, y ante ella no es raro que el creyente se acompleje, se vea como un "bicho raro" y acabe por dejarse intimidar bajo la presión de las "otras ideas". Y claro, esto, a la larga, cala lenta pero progresivamente en el tejido social. Así se explica la exigua presencia de fundamentos bíblicos en nuestra sociedad.
Escribió Pedro: "... estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. (1ª Pedro 3:15).
¿Cuantas veces hemos renunciado a presentar esa defensa por agobio ante "discursos" disfrazados de modernos, científicos, realistas, etc.?
No hay que dejarse engañar. Las ideologías que combaten contra los fundamentos bíblicos ni son modernas, ni científicas ni tienen más fundamento en la realidad física o social que la ideas que se fundamentan en los valores bíblicos.
Ante la persecución ideológica sobran municiones físicas. Son "las palabras" fundamentadas en "La Palabra" las únicas que pueden enfrentar esa persecución. Y somos los creyentes, bíblicos, los únicos que podemos expresar esas "palabras fundadas en La Palabra".
¡Fuera complejos! La cosmovisión basada en la Biblia es la que mejor explica la realidad física y social que nos rodea. Y, además, es la única que ha demostrado generar progreso, justicia social y felicidad allí donde se la ha dejado germinar.
Bueno, disculpas, que ya me lanzaba. Y es que me se me revuelven las tripas cuando afloran a mi memoria cantidad de arrogantes discursos que he tenido que sufrir de presuntuosos "sabios de la necedad" (Romanos 1:21-22).
"... hay otras persecuciones ideológicas, más sutiles, como en Europa, que arranca las raíces cristianas de Europa".
Evaristo de Vicente.- ... ¿Realmente el laicismo, el paganismo o incluso las agresiones o persecuciones a los cristiano de todo el mundo son realmente preocupantes? ¿Qué valoración le merece esta situación del mundo actual?
Angelo Amato.- Verá, debo decir que la persecución de la Iglesia es una realidad constante en este siglo. Lo de hoy no es una excepción. Hoy hay dos tipos de persecución. Aquellas propiamente dichas, como sucede en los países no cristianos, como por ejemplo en la India, o también en países musulmanes, en algunos hay una verdadera persecución: no se puede rezar, no se puede leer la Biblia, no se puede ser cristiano en la práctica e incluso muchas veces se producen asesinatos, como el asesinato del Ministro Bahtti.
Pero hay otras persecuciones ideológicas, más sutiles, como en Europa, que arrancan las raíces cristianas de Europa. Que le da vergüenza de ser cristiana. Realmente ésta es una persecución mucho más seria; pero los cristianos no debemos, ¿cómo diría yo? No deben preocuparse; no deben responder con el odio, con el enfado, nosotros como dice Jesús en el Evangelio, nosotros debemos responder con el bien, con el testimonio de la bondad. Os perseguirán pero vosotros responderéis con la caridad y con la oración por los enemigos. Por tanto, el cristiano está llamado hoy a seguir el Evangelio, las bienaventuranzas, las bienaventuranzas de la paz, de la amistad, de la misericordia, del perdón.
Sí ciertamente hay persecución contra la iglesia, anticristiana, pero también es cierto que hay muchos cristianos que son ejemplo de virtud, ejemplo de buen gobierno, ejemplo de buen padre de familia, de buena madre de familia que son los verdaderos constructores de la paz y de la verdadera civilización de nuestro país. Yo tengo gran esperanza en la gracia del Señor, de que la gracia del Seño cambiará el corazón y la mente. La cabeza de pensar cosas justas, y los corazones para hacer cosas justas. Y sobre todo que cambie las personas, que las convierta al bien porque nuestro último fin es esta tierra y también en el paraíso es estar en el Amor, en el amor de Dios en la tierra y en el amor en el cielo. ...
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