Nuevamente Billy Graham

Informa entrecristianos.com que el famoso e influyente evangelista Billy Graham planea una nueva campaña. Durante años, este tipo de iniciativas de Billy Graham fueron noticias por el impacto y fruto de su predicación, pero en este caso, y falta de ver los resultados (pues por ahora sólo es un proyecto), la noticia está en la edad del nonagenario predicador: 94 años recien cumplidos.

En el comunicado que ha difundido explica: "Voy a pasar los próximos 12 meses, si Dios me lo permite, haciendo todo lo que pueda para ayudar a llevar a cabo una nueva visión que Dios nos ha dado, una visión de llevar el Evangelio de Jesucristo a todos los lugares de los Estados Unidos".

Los próximos meses serán de planificación, pues la actividad propiamente evangelística no comenzará hasta noviembre próximo, cuando el veterano predicador cuente ya con 95 años. Aunque Billy Graham no ignora su edad, está dispuesto a esforzarse en lo preciso por “Mi esperanza con Billy Graham”, como han bautizado a la campaña. Pero no estará solo, pues entre muchos otros, cuenta con el apoyo de Franklin Graham, su hijo.

En el mencionado comunicado también ha hecho mención a la reciente reelección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos:  "Ahora, que los votos ya están contados, es importante recordar que si estamos personalmente satisfechos con el resultado o no, Dios quiere que oremos por los que han sido elegidos para ser nuestros líderes. Tanto en el plano nacional, estatal y local la Biblia nos exhorta para que lo hagamos con respeto y gratitud (1 Pedro 2:17, 1 Timoteo 2:1-3) ".

Al margen de su convicciones políticas, lo cierto es que durante años Graham ha sido consejero de muchos presidentes americanos, tanto demócratas como republicanos. Quizás por ese conocimiento tan próximo de la naturaleza humana (aunque sea de “categoría presidencial”) y de las complejidades de la política, vaticinó que la elección de uno u otro presidente no resolverá los problemas básicos americanos, porque estos derivan del corazón humano. Tanto para el individuo como para la nación, sólo el arrepentimiento logra la restauración.