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Retomo el asunto de la riqueza y su redistribución vía impuestos. Y parto directamente de la cuestión que dejé abierta en el anterior post: Caso de que fuese posible distinguir con claridad el enriquecimiento justo del enriquecimiento injusto, ¿cómo debiera el gobierno gestionar el enriquecimiento de los ciudadanos en cada caso?
Si es que has meditado al respecto, yo no puedo conocer tus conclusiones, pero tú las mías sí, por lo que podrás contrastarlas. Y si deseas rebatirme, coméntamelo por mail: lo haremos por correo o en la misma página, según tú elijas.
¿Terapéutica?
¿Como si se tratase de una enfermedad?
Veamos.
La riqueza obtenida de forma injusta, una vez acumulada, lo más adecuado es redistribuirla. Parece evidente, sí. Y de ser posible, entre los perjudicados por el enriquecimiento injusto.
Pero esta solución no es más que el recurso tras un fracaso. Además, siempre se quedará corta, pues sólo resarcirá de los perjuicios pecuniarios factibles de redistribuir. El resto de daños colaterales infringidos durante ese enriquecimiento injusto no podrán ser restituidos: daños físicos y psicológicos de explotados o expoliados, daños ecológicos, perjuicios sociales y familiares, etc.
El ideal que debiéramos perseguir para con al enriquecimiento injusto… es impedirlo. Como cualquier dolencia del cuerpo, el mejor tratamiento para esta enfermedad social del enriquecimiento injusto es la prevención. La búsqueda de remedios tras la aparición de los síntomas perniciosos nunca erradicará el problema.
También hay otro gravísimo daño colateral por no impedir el enriquecimiento injusto y tratar de remediar sus consecuencias a posteriori mediante la redistribución de riqueza. Me refiero al encumbramiento de "bribones" (apelativo “cariñoso” que dedico a los que se enriquecen injustamente). Este mal, como las metástasis cancerosas, ya no se limita al ámbito social del bribón, sino que se extiende por todo el cuerpo de la sociedad, en especial los órganos más importantes. Y es que al no impedir el enriquecimiento injusto desde el origen, se está permitiendo tácitamente el desarrollo y progreso social de los bribones. Y mientras mas encumbrados estén, menos apariencia de bribones tendrán y mayor integración tendrán como personas ilustres y respetables. Mayor influencia y poder de decisión tendrán en la sociedad. Al final no solo encontramos bribones en la clase adinerada, sino también en la clase gobernante. Así, pues, ¿a qué extrañarnos que haya tanta corrupción en los ámbitos legislativos y ejecutivos? (Justo cuando escribo este post me entero de una nueva redada de la Guardia Civil contra la corrupción en 7 autonomías, con 26 detenidos. Parece que le llaman "operación Enredada", y es secuela de la "operación Madeja". Es tal al nivel de corrupción que se está descubriendo, que dentro de no mucho se van a quedar sin nombres para designar las diferentes operaciones contra la corrupción. ¡Quien iba a pensar que en este país cabían tantos bribones!
Así, pues, ante el enriquecimiento injusto, prevención; no redistribución.
Ya se que el gobierno trabaja en ello. Pero la verdad, opino que le falta muchísimo para tener éxito. Si en una balanza se pudieran comparar los esfuerzos dedicados a la prevención del enriquecimiento injusto con los dedicados para la redistribución de la riqueza, los primeros quedarían en tremenda desventaja.
Y ojo: no te confundas, pues todo el esfuerzo fiscal en la prevención del fraude (fraude fiscal), no es prevención del enriquecimiento injusto. Ese esfuerzo fiscal sólo pretende que de la riqueza ya generada (toda, incluida también la injusta) el estado pierda el mínimo posible del trozo de tarta que se atribuye para sí mismo.
Al margen del ámbito fiscal, cierto que una gran parte de la legislación es útil como herramienta contra el enriquecimiento injusto. Pero es preciso reconocer que se dan muchos comportamiento totalmente conformes a ley, pero que “esa justicia interna” que todos creemos tener los denuncia como reprobables y hasta delictivos.
Así, pues, ¿qué más podrían hacer los gobiernos para prevenir el enriquecimiento injusto?
Supongo que la respuesta a esta pregunta es tan polémica, larga y compleja, que ni siquiera un extenso post sería capaz de contenerla. Pero unas pocas pistas quizás sí se puedan facilitar:
Repasando la legislación:
¿No crees que muchos enriquecimientos injustos son posibles gracias a la misma legislación, que permite y hasta los canaliza? Estoy pensando más bien en ese ámbito “poco material” de los chanchullos financieros. Ámbito inmaterial, sí, pero que condiciona tremendamente la economía de lo tangible. Hasta tal punto la condiciona, que prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que la última crisis que padecemos proviene de ese ámbito de la economía. Y fíjate que “casualidad”, que los ámbitos financieros “reflotan” mientras que los negocios de lo tangible (empresas manufactureras, de servicios, talleres, etc. y sus empleados) siguen “enmerdecidos”. Sí, enmerdecidos a la espera de que las migajas y sobras caigan desde los banquetes donde las grandes entidades financieras (y sus cúpulas directivas) se abastecen suficientemente de la sangre cuya circulación da vida a la economía: el dinero.
¿Hay posibilidades de mejora?
Desconozco ámbito social donde no sea aplicable ese axioma tan repetido de “Siempre se puede mejorar”. Pero quizás, en esto que tratamos no todos quieran mejorar.
Los sistemas legislativos son como brandes buques: su tremenda inercia dificulta los cambios. Para cambiar la legislación son precisos muchos consensos. Sólo a base da muchas y poderosas influencias se consiguen evolucionar las leyes (o mantenerlas inmóviles, según convenga). Y aquí enlaza algo que dije párrafos arriba, cuando explicaba lo de los daños colaterales del enriquecimiento injusto, que una vez que se deja a los bribones enriquecerse injustamente, su respectivas escaladas hasta los más altos estratos sociales les coloca en las magníficas posiciones para ejercer la influencia necesaria y conseguir que las legislaciones, si se modifican, les favorezcan y no les impidan seguir enriqueciéndose injustamente.
Adecentando el comercio:
¿No crees que el enriquecimiento injusto, a base de explotación de personas (incluso niños) y expoliación de recursos naturales está sustentado por las prácticas y políticas comerciales?
Ya se que es un problema de escala mundial. También la extensión de la gripe tiene escala mundial, pero eso no es impedimento para que cada estado se ocupe de atajarla en su ámbito de actuación.
¿Porqué no hacer algo más para evitar el enriquecimiento injusto de aquellos que fabrican lejos, pero venden en nuestros comercios? Quizás opines que es muy “romántico” pensar de esa manera, pero que al fin y al cabo, el problema de la explotación está lejos, y que bastantes problemas tenemos nosotros “en casa”.
No te confundas. Esa, aparte de ser una actitud bastante egoísta, también es una visión miope. Este tipo de prácticas comerciales que “hoy día” provoca explotación y expoliación de recursos naturales “allí”, lejos, a la larga termina por provocar lo que sigue:
1) Desplazamiento de los recursos financieros de producción a los países de “allí”. Evidentemente, esos recursos son fácilmente desplazables. Pero los recursos humanos, ni son desplazables ni interesa desplazarlos (¿para qué? “Los de allí curran por miserias y no se quejan”) Y si los recursos productivos se desplazan, pero los empleados no, “aquí” terminamos engrosando las colas del paro. ¿Te suena esto?
2) Mayor enriquecimiento de los bribones que ya se enriquecieron injustamente “aquí” (los que explotan “allí” no sólo son los malos empresarios de “allí”; también hay muchos de “aquí” que van “allí” para engordar sus cuentas corrientes más rápido de lo que podrían hacer “aquí”). Y como ya expliqué arriba, para nada interesa el enriquecimiento de bribones, pues mientras más poder económico consigan mayor será su influencia y mayores dificultades tendrá nuestra sociedad para lograr a una estructura socioeconómica más justa.
3) Contagio de las prácticas abusivas de “allí”. Sí, pues con el correr del tiempo, y por efecto de la “ley de los vasos comunicantes” (totalmente aplicable a los flujos sociales), nuestros niveles de condiciones laborales bajarán hasta equilibrarse con las de los trabajadores de “allí”.
Actuando sobre los ricos (que no bribones):
Me refiero a los ricos que los son por medios justos. Pues también hay cosas que se pueden hacer pensando en este colectivo que a la larga redundará en detrimento de los bribones. Pero esto ya pertenece al post siguiente…
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