~Siglo XV antes de Cristo: Primer registro histórico de normas para socorrer al hambriento.

Sigo con Deuteronomio y algunas de sus interesantes y "progresistas" normas para con la sociedad hebrea. 

En el último post sobre esta temática destacaba en Deuteronomio el versículo 19 del capítulo 24 por incluir instrucciones para que los propietarios de fincas no apurasen sus cosechas, sino que dejasen gavillas con el fin de que los pobres pudiesen recolectarlas para su sustento. 

Pues bien, no era necesario ser pobre para que Deuteronomio también se preocupase de proteger al hambriento, auque sólo lo fuese de forma ocasional.

El paro entre los hebreos de hace 3.500 años

La norma que comentamos en Deuteronomio 24:19 protegía a los más desfavorecidos de la sociedad, mayormente colectivos con dificultades de acceso a trabajos de los que vivir, como viudas, huérfanos y extranjeros. Porque en aquellos tiempos ni tenían “paro” ni tenían siquiera desarrollado el concepto mismo de “paro” tal como hoy entendemos. No había máquinas que supliesen el esfuerzo humano. Ni sistemas que multiplicase los rendimientos por efecto de la sinergia de grandes concentraciones latifundistas o por la organización del trabajo mediante especialización en tareas simples. La única forma de conseguir recursos para toda la población era a base del esfuerzo humano con la ayuda de algunos animales y pocas máquinas simples. Por aquel entonces cualquiera que pudiese trabajar tenía el trabajo asegurado. Es más, lo tenía asegurado... por las buenas,... o por las malas. Salvo que pertenecieses a alguna de las clases "dirigentes" (propietario, comerciantes, religiosos, políticos,  o militares), trabajo físico lo tenías seguro, bien como artesano, siervo o... esclavo. Y entre el pueblo hebreo, como ya hemos visto, la esclavitud era una condición temporal, no más de 6 años, tras los cuales el amo debía liberar al esclavo proveyéndole de medios que le permitiesen la integración social.

La anterior "perorata" sólo pretende enfocar una posible repuesta a la cuestión que en el anterior post sobre "protección para los desamparados" dejé para reflexión:

¿No te ha llamado la atención que la norma de Deuteronomio 24:19 no esté redactada de forma genérica para cualquier tipo de desamparado?  Especifica que las gavillas sobrantes sean para el extranjero, el huérfano y la viuda. ¿Acaso los que no entraban en esas tres categorías no podían beneficiarse de la norma?

La verdad es que prácticamente sólo los que menciona el versículo 19 eran los colectivos de exclusión social; bien por ruptura de lazos (viudas y huérfanos) o por carencia de ellos (los extranjeros). Cualquier otro que estuviese en condiciones de trabajar tenía trabajo: la sociedad les requería. Como hemos visto más arriba, o por voluntad propia, o por la fuerza, como esclavo. Así, pues, esa necesidad de la sociedad los mantenía integrados y cubiertos en sus necesidades vitales.

Pero aún hay más. Y es que también recoge Deuteronomio otra norma para posibilitar que tanto los desamparados  mencionados en el versículo 19 como cualquier otra persona que coyunturalmente precisase alimento pudiese obtenerlo sin temor a ser acusado de ladrón. El mismo Jesús hizo uso de esta norma:

"En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer". 
(Mateo 12:1) 

La historia continúa con la bronca que los fariseos echan a Jesús a consecuencia de este acto. Pero curioso: no le recriminan porque los discípulos delinquieran por robar las espigas. No, los fariseos expertos en las leyes bíblicas sabían que  no era delito coger frutos de campo ajeno para comer. Le montan la bronca porque los discípulos recogían espigas, y esto suponía "trabajar". Y claro, trabajar en día de reposo estaba prohibido por las leyes del Antiguo Testamento. Evidentemente, Jesús les respondió adecuadamente dejando las cosas en su sitio. Puedes leer la historia completa en Mateo 12:1-8

También hay otro pasaje bíblico que muestra lo común que era comer de campo ajeno cuando el hambre de hacía presente. Y también lo protagoniza Jesús:   

Como ves, la norma permitía comer en propiedad ajena, pero no utilizar medios para acumular frutos de esos campos que fructificaron gracias al esfuerzo de otra persona. Sabio equilibrio: de una parte, permitía el alimento del necesitado, y de otra respetaba la iniciativa y el esfuerzo personal del propietario del campo cultivado. De esta forma, come el que lo necesita, y se evita que un “espabilado” con sacos recolecte y comercialice el fruto de lo que otro se ha esforzado en cultivar, algo que desgraciadamente sucede bastante a menudo en nuestros días.