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En el anterior post comenté el posible error cometido por una gran parte de la comunidad de expertos sobre las fechas en las que los descendientes de Jacob emigraron a Egipto. Dejé sin tratar las causas que han podido inducir a dicho error. Básicamente porque en el fondo no tengo muy claras cuales hayan podido ser. Bien escribí que “...si el origen del error de estos arqueólogos estuviese muy claro, supongo que hace tiempo ya habrían rectificado".
Pero en el documental de Timothy P. Mahoney sí se apuntan dos, que quiero comentároslas aquí. Y con más razón ahora, ya que "La Dos" ha retirado de la web el documental sobre este tema, por lo que no podréis acceder. Aunque al final dejaré un enlace al documental que “EL Nihilista” tiene colocado en Youtube; pero no sería de extrañar que también dentro de no mucho lo retiren).
Bien, paso a comentar las posibles causas:
El primer enredo que ciertamente lleva a confusión es que el sitio donde llegaron los descendientes de Jacob tiene dos nombres. Claro, no son coincidentes en el tiempo, y en ese detalle radica la confusión.
Existe de forma generalizada el convencimiento de que los israelitas estuvieron en la zona de lo que actualmente es el sitio de investigaciones arqueológicas de Tell el-Daba. En ese lugar, y sobre los restos de un poblado anterior, los Hicsos edificaron lo que sería su capital, conocida como Avaris (durante el Imperio Medio). Tras la expulsión de los Hicsos parece que la ciudad decayó hasta que en tiempos de la decimonovena dina, con stía egipciaRamsés II, resurgió con el nombre de Pi-Ramsés (durante el Imperio Nuevo).
Los que hayáis tenido ocasión de ver el documental habréis comprobado que en ese sitio de Tell el-Daba sí se han encontrado bastantes evidencias que apuntan a la estancia de una gran población hebrea. Pero no en los estratos correspondientes a la ciudad de Pi-Ramsés, sino en los correspondientes a la más antigua ciudad de Avaris...
En esa zona estratigráfica se hallaron restos de gente procedente de Canaán. Y también una interesante cantidad de sepulturas de importantes personajes: trece tumbas. Doce equiparables en dignidad, y una treceava con aún mayores características de ser propia de algún difunto de muy alto nivel social. Evidentemente, esa curiosa cantidad de doce más uno (trece) hace pensar en José, sus once hermanos y su padre, Jacob (ya volveremos sobre esto). ¿Quien no pensaría en los trece patriarcas hebreos que llegaron a Egipto? Pero esta asociación fue descartada por buena parte de los expertos en arqueología.
¿Porqué?... Simplemente porque esas evidencias se encontraron en los estratos correspondientes a lo que fue la ciudad de Avaris, la que floreció en el imperio Medio. Y claro, para todo experto convencido de que los israelitas llegaron a Egipto durante el Imperio Nuevo, todos esos restos no podían ser de José y su familia.
“Además, que lo dice la Biblia”, añadirían: Está muy claro en Génesis 47:11 y Éxodo 1:11.
¡Pues vaya, si lo dice la Biblia, será verdad!
¡Pues vaya, digo nuevamente! Si esto que dice la Biblia sí es verdad, ¿por qué pensar que otras cosas que también dice la Biblia no son verdad?
Pero bueno, se entiende que la criba del juicio práctico escore los textos según convenga a las concepciones predeterminadas que cada cual tenga. Esto es muy humano. Hay que reconocer que los cristianos también tenemos tendencia a este tipo de comportamientos. Lo importante es no cerrar los ojos a la razón. Y cuando las evidencias no encajan, lo razonable y honrado es profundizar en los análisis hasta lograr un nivel de coherencia satisfactorio.
Y eso es lo adecuado hacer en este caso. Porque si, por un lado, se encuentra una buena colección de “patrones de evidencias” que señalan con claridad al relato bíblico, y por otro un simple descuadre de fechas, ¿qué menos que revisar la cuestión de fechas?
Al menos revisemos nosotros las referencias bíblicas que inducen la idea de que los israelitas llegaron a Egipto durante el Imperio Nuevo.
La primera mención de la tierra Ramesés (tal como se traduce en Reina Valera versión 1960, mi favorita) es en Génesis 47:11. Allí puede leerse:
“Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón”.
(En el documental se menciona esta cita aproximadamente en el minuto 26:27).
Está claro: el texto dice sin lugar a dudas que cuando llegaron los familiares de José, éste les instaló en la tierra de Ramesés. Y se supone que el texto está haciendo referencia a la ciudad construida por Ramsés II durante el Imperio Nuevo: Pi-Ramsés, la ciudad construida sobre las ruinas de Avaris.
La conclusión lógica, rápida y simplista es que si José dio a su familia posesiones en Pi-Ramsés, lógicamente tuvieron que llegar durante el Imperio Nuevo, ya que antes no existía Pi-Ramsés.
Parece lógico, pero los expertos que mantienen ese argumento bien podrían haber seguido leyendo en la Biblia para cuestionar su propia conclusión. Porque el siguiente texto que menciona esa ciudad supone una clara contradicción con Génesis 47:11.
El texto está en Éxodo 1:11.-
“Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés”.
(En el documental se menciona esta cita aproximadamente en el minuto 10:10).
¡Vaya! Ahora nos encontramos con que los descendientes de José y sus hermanos fueron los obreros esclavos que edificaron la ciudad Pi-Ramsés.
Y esto, mucho después de que José diera posesiones a sus hermanos justo en la ciudad de Pi-Ramsés, como hemos leído antes en Génesis 47:11.
(Copio a continuación Éxodo capítulo 1 desde el versículo 6 hasta el 11 para que se aprecie el contexto: “Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés).
Lo que no parece lógico es que primero lleguen los israelitas a Pi-Ramsés, y muchos años después, sus descendientes, construyan esa misma ciudad a la que llegaron sus antepasados.
Algo hay que se ha escapado a los que mantienen la llegada de los israelitas durante el Imperio Nuevo.
Y creo que lo que se les escapa es la idea de que el relato que tenemos en la Biblia sobre la historia de los israelitas en Egipto y el Éxodo no es una crónica contemporánea al momento de los hechos relatados. No, son relatos posteriores a los acontecimientos. El mismo estilo de expresión así lo denota. Esto es importante y aclara el mal entendido que induce a pensar que los israelitas llegaron durante el Imperio Nuevo.
Quien escribe sobre acontecimientos antiguos no escribe pensando en posibles lectores contemporáneos a los hechos que relata. No. Escribe pensando en los lectores de su misma época; aunque también pensando en lectores futuros. Pero nunca pensando en lectores ya difuntos. En este sentido, lo lógico es que ponga referencias conocidas de sus lectores. Y si las referencias posibles han cambiado de nombre, lógico es que utilice el nombre que conocen sus lectores contemporáneos; no el nombre que utilizaban los protagonistas de los hechos sucedidos en el pasado.
Sobre esto tengo una experiencia personal muy ilustrativa: Desde chaval tengo una “hermosa” cicatriz en medio de la frente. Durante años, cuando me preguntaban dónde y cómo me hice tal descalabro solía responder: “Fue un motocarro que delante de la fábrica de gas me golpeó con una de las barras del toldo”. Durante años me entendían sin problemas. Pero ya en las últimas décadas he tenido que modificar mi explicación, porque si los que me preguntan son jóvenes, no entienden la respuesta. La “fábrica de gas” no les dice nada. No la han conocido. Y supongo que también les suena extraño lo del “motocarro”, pero para lo que nos ocupa en este post, nada importa. Actualmente, cuando raramente me preguntan, puesto que con el paso del tiempo la cicatriz se ha desvanecido mucho, les digo que “me la hizo un conductor delante de la ikastola Amara Berri”. Con esta respuesta sí ubican perfectamente el sitio donde tuve el accidente. Y es que la fábrica de gas se desmanteló hace dos décadas, y en su lugar hay una ikastola. Los jóvenes ni la han conocido, y algunos más mayores ya ni se acuerdan de ella.
Suponiendo que José llegó a Egipto en los tiempos del Imperio Medio, algunos pensarán que el escritor de Génesis 47:11 debió haber escrito “Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Avaris, como mandó Faraón”. Algunos siglos después, poco útil le hubiese sido esa referencia al que escribió sobre el tema, puesto que sus contemporáneos probablemente no sabrían a qué sitio se estaría refiriendo (piensa que el que redactó abarcó varios siglos más allá de la llegada de José a Egipto). Sus contemporáneos conocían ese sitio geográfico como Pi-Ramsés (o Ramesés, como traduce Reina Valera versión 1960). Probablemente ni siquiera supiesen de la existencia bajo las edificaciones de Pi-Ramsés de una antigua ciudad llamada Avaris.
Así, pues, si las referencias en la Biblia a la ciudad de Ramesés las entendemos como un anacronismo, como explica David Rohl sobre el minuto 26 del documental, desaparece la aparente incoherencia entre la colección de “patrones de evidencias” que señalan con claridad al relato bíblico y el descuadre de fechas sobre la llegada de los israelitas a Egipto.
Hay otra razón que se apunta como originaria de la confusión de fechas; algo sobre lo cual nada puedo aportar. Simplemente recojo algunas afirmaciones de John Bimson, Timothy P. Mahoney y David Rohl hacia el final del documental:
“Hay muchos motivos para poner en duda la cronología de Egipto que se viene dando por correcta, y algunos de ellos tienen que ver con el propio Egipto, aunque la mayoría no. Y esos son los que algunos investigadores están empezando a revisar”. (John Bimson)
“John Bimson y otros estudiosos sugieren que el problema no radica en la datación del relato bíblico, sino de la historia de Egipto. Según ellos, los primeros investigadores erraron a la hora de asignar las fechas; y lo que habría que hacer es desplazar unos siglos ciertos hechos de la historia egipcia”. (Timothy P. Mahoney)
Enlazando con el comentario de Mahoney, continúa Rohl: “Y así, de pronto, todo aquello que parecía muy anterior en el tiempo, se vuelve contemporáneo de lo que se cuenta en el Antiguo Testamento. Todo se sincroniza, encaja”. (David Rohl)
Mucho se debate actualmente sobre la correcta datación de la historia egipcia. Confío que dentro de algunos años la cuestión esté menos controvertida.
Adjunto enlace al documental "Patrones de evidencia: El Éxodo" subido a Youtuve por "El Nihilista".
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