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En el post anterior comentamos el descubrimiento de resto de "gigantescas" edificaciones en la antigua ciudad de Gat, la del gigante Goliat.
Hacia el final del post cuestione la opinión del responsable de los trabajos arqueológicos, el profesor Aren Maeir, el cual se inclina a ver en el tamaño de las edificaciones una posible explicación para que surgiesen relatos míticos sobre gigantes en la Biblia. Claro, esta interpretación de los hallazgos derrumba cualquier posible apoyo a la historicidad de dichos relatos, puesto que los deja al mismo nivel que los cuentos o leyendas: simples invenciones para intentar explicar el origen de arquitecturas impresionantes.
Copio a continuación el párrafo en "The Jerusalem Post", donde se transmite esa idea de Maeir:: «"No hay esqueletos de personas que sean más altas que los centros de la NBA", dijo Maeir. En cambio, sugirió que las historias míticas de la Biblia reflejan cómo una sociedad alegoriza los logros de sus antepasados, como se ve a través de las estructuras masivas que dejaron atrás. [...] “Cuando la gente ve restos de una arquitectura muy impresionante y dice: '¡Guau! ¿Cómo podría alguien haber construido eso? Una de las explicaciones que a veces ofrecen es: 'Esto debe haber sido hecho por gigantes del pasado' ”, dijo.»
La reflexión que dejé para este siguiente post me ha descubierto la lamentable la “falla” en las conclusiones que saca Maeir sobre los autores bíblicos en base a lo que observa de los restos.
En el fondo, Maeir ha cometido un error muy habitual cuando se juzga sobre escritos antiguos. Pero no por muy habitual en otros sería disculpable en su caso; pues no deja de ser un experto. Bien es cierto que no de historia, que versa más bien sobre escritos, sino de arqueología, que se centra en objetos.
Me refiero al error de juzgar e interpretar los escritos antiguos “desde una perspectiva actual”, olvidando que los que escribían hace tantos años contaban con experiencias muy diferente a las nuestras e incluso tenían criterios de juicio y comportamiento muy diferentes.
Bueno, aclarar que no solo hemos de tener estas diferencias en cuenta cuando media gran distancia en el tiempo entre nosotros y los posibles sujetos sobre los que emitimos juicio. También es preciso tenerlas en cuenta con personas contemporáneas, pero que se hallen alejadas culturalmente de nosotros. Se me ocurre por muy ilustrativo, y también repetido, el caso de la expresión de satisfacción y gratitud por los manjares recibidos que entre los árabes se estila: el eructo. Cualquier occidental no informado que asistiese a un banquete entre árabes juzgaría que los invitados, todos menos él, son unos maleducados; cuando en realidad el que se está saliendo de las costumbre allí en vigor es él, por no mostrar la gratitud y satisfacción por los manjares mediante algunos sonoros eructos.
Además, comete Maeir este error doblemente. Por un lado, al confundir su propia apreciación de los restos actuales de la antigua ciudad de Gat con lo que pudieron haber conocido el mismo David y los israelitas de aquel entonces. Y por otro, al evaluar el concepto de gigante que pudieran tener los contemporáneos del David que venció a Goliat. Veamos con algo más de detalle estos errores.
En la explicación de Maeir ...
“Cuando la gente ve restos de una arquitectura muy impresionante y dice: '¡Guau! ¿Cómo podría alguien haber construido eso? Una de las explicaciones que a veces ofrecen es: 'Esto debe haber sido hecho por gigantes del pasado' ”, dijo.»
... da por supuesto que los autores de los textos bíblicos donde se habla de gigantes por la zona de Gat sólo contemplaron restos de una arquitectura impresionante: “Cuando la gente ve restos de una arquitectura muy impresionante...”
Pero pregunto yo: ¿Cuando cree que contemplaron los autores de los textos bíblicos que refieren gigantes esos “restos de una arquitectura muy impresionante?”.
Además, ¿cómo pudieron acceder a estos restos?
El mismo Maeir ha tenido que esperar hasta el año 2019 para contemplarlos. Antes estaban ocultos bajo otros restos menos antiguos.
¿Como pudieron ver hace algunos miles de años los restos que actualmente Maeir está descubriendo?
Es evidente que Maeir está proyectando su experiencia de ver gigantescos restos recién descubiertos y su sorpresa por el gran tamaño de las edificaciones en lo que supone que vieron las personas de hace más de dos milenios. No está teniendo en cuenta que aquellas personas no pudieron ver restos de grandes edificaciones.
Realmente sólo hay dos posibilidades:
O bien contemplaron la realidad de las mismas edificaciones sin estar destruidas, o no vieron nada en relación a ellas, y mucho menos restos ruinosos. Puesto que a partir de la sustitución de aquellos imponentes edificios por otros de menor envergadura los restos de los primeros quedaron ocultos e invisibles a la generalidad de la población. Invisibles hasta ahora que los ha desenterrado Maeir.
Así pues, no queda otra opción que la de reconocer que lo que contemplaron fueron los mismos edificios de gran tamaño. Y en ese caso no tenían necesidad de especular con preguntas tales como la que plantea Maeir (¡Guau! ¿Cómo podría alguien haber construido eso?)
Ni tampoco tenían necesidad de hacer suposiciones como las hace Maeir (Esto debe haber sido hecho por gigantes del pasado).
Si la realidad que vieron fue la de edificio no derruidos, también pudieron contemplar directamente la gente que los habitaba. Y si realmente se sorprendieron, su sorpresa (y temor) vino del tamaño de las personas que habitaban esas construcciones. Tal y como en realidad les ocurrió a los espías enviados para conocer esas tierras antes de la conquista: "La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga á sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella, son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes: y éramos nosotros, á nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos á ellos". (Números 13:32,33).
Así, pues, vemos como Maeir cae en el error de juzgar e interpretar los escritos antiguos desde una su perspectiva actual, olvidando que los autores antiguos no estuvieron delante del escenario que él contempla hoy días. Aquellos escritores no estaban en condiciones de ver estar ruinas que ha desenterrado Maeir, ni de especular respecto a sus constructores. Diría que más bien tuvieron el privilegio de contemplarlas en su mejor esplendor.
Pero hay más, como ya apunté más arriba. Maeir redunda por segunda vez en el error de juzgar e interpretar los escritos antiguos desde una perspectiva actual. O más bien desde su propia perspectiva, porque en este segundo caso creo que bastantes de sus contemporáneos no tendrían la misma opinión. Me refiero a personas del siglo XXI. En el próximo post analizaremos con más detalle.
La noticia mencionada de "The Jerusalem Post",
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