<-- Primer post de esta serie | |
<-- Post anterior | Post siguiente --> |
En este post toca terminar las razones que desde el mismo texto bíblico descalifican la hipótesis de Werner Keller. Recordad: Esta serie la empecé analizando las afirmaciones de Werner en su libro “Y la Biblia tenía razón” con las que se concluye la falta de rigor histórico del Pentateuco. Tras mostrar la falta de fundamento de sus afirmaciones, repasé las evidencias arqueológicas existentes que le contradicen. Por último, en el anterior postr me centré en las razones que desde el mismo texto bíblico descalifican la hipótesis de Werner Keller, cuestión con la que seguiré en este post.
(Si no has leído los anteriores posts, te sugiero que empieces por el primero)
Como hemos visto, Werner Keller afirma que en la época de los patriarcas los animales disponibles para viajes y cargas eran burros, y no camellos (Dice: “Los ‘camellos’ de Abraham, su futuro suegro, en realidad no eran otra cosa que... asnos”). Pero además de afirmar podría explicar cómo en aquella época podían realizar grandes trayectos por desiertos con burros.
Con burros (o asnos, como prefieras llamarlos), además de la carga comercial tendrían que llevar otras tantas bestias cargadas de agua. Porque si bien es cierto que los patriarcas probablemente no necesitaban hacer grandes trayectos por zonas desérticas, había otras personas que sí se dedicaban al transporte de grandes distancias atravesando desiertos. Me refiero a los mercaderes ismaelitas (también denominados madianitas). Estos fueron los que compraron a José cuando sus hermanos quisieron deshacerse de él (Génesis 37:27-28).
Estos comerciantes, al margen de los viajes que hiciesen por la península arábiga, sólo con José tuvieron que atravesar el desierto del Neguev y la zona noroeste del desierto del Sinaí, puesto que lo compraron bastante al norte de Jerusalén (a unos 22 Km al norte de Siquem, en Dotán, donde pastoreaban sus hermanos (Génesis 37:13,16-17,28)), y luego lo vendieron a Potifar en Egipto (Génesis 37:36).
Le preguntaría a Werner Keller: ¿Se desplazaban los ismaelitas por los desiertos con un hato de burros para las mercancías y otro hato con agua para las bestias? Porque no es lo mismo llevar agua para el suministro de las personas y los pocos animales que llevasen con sus pertenencias personales que llevar muchas bestias para cargar bultos con objetos comerciales. (Aclaro este punto porque cuando Keller escribe sobre el tránsito de los israelitas por el desierto, explica que los nómadas pueden recorrer 70 Km. en 3 días, y que “Para ello llevan en sus zurrones una "ración de agua reservada," en odres de piel de cabra…”).
Como obviamente no puedo preguntar a Keller, consulto la Biblia; y allí encuentro la respuesta: No usaban burros. Utilizaban camellos.
En el versículo Génesis 37:25 leo que tras echar a José en la cisterna se sentaron a comer y divisaron “… una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto”. (Génesis 37:24-25). Como puedes leer: no burros, sino camellos.
¿También en este pasaje alguien cambió asnos por camellos? Porque lo evidente es que eran comerciantes, tanto por la carga que llevaban, como por la afirmación del versículo 28: “Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata”. (Génesis 37:28) (recuerda: con los términos ismaelita y madianita denominaban al mismo grupo tribal).
Así, pues, mucha más verosimilitud tiene este encuentro de los hermanos de José con los ismaelitas si consideramos que en el relato original usaban camellos y no burros. Por el contrario, poco creíble me parece la idea de que posteriormente cambiasen en el texto los burros por camellos.
En nuestro entorno, aunque no del camello, sí nos resulta familiar la noción de “cultura del caballo”. Me refiero a las costumbres y prácticas ligadas al uso y cuidado de esta especie. Aunque el uso de animales para el transporte o las tareas agrícolas es anecdótico, aún mantienen con orgullo “su” cultura del caballo ciertas zonas de España (Menorca, Sevilla, Málaga, … ). Aquí podemos hablar de “cultura del caballo”. En cambio, en Arabia, los Emiratos, etc. quizás les resulte más familiar la “cultura del camello”.
Evidentemente, esta noción sólo es “familiar” en las sociedades en las que ese animal (sea camello o caballo) tiene presencia actual e histórica, pues los hábitos culturales no se crean de un día para otro.
Y ahí quería yo llegar: Al dilatado y relajado proceso por el que una práctica novedosa termina convirtiéndose en una característica distintiva de una sociedad. El establecimiento de una cultura del caballo, o del camello, requiere tiempo, habituación a las características comportamentales del animal, y dominio del trato adecuado para obtener con eficacia los fines para los que se utilice. Menos tiempo será necesario si se trata de la copia de hábitos de otras sociedades en las que esa cultura ya está implantada, como por ejemplo hicieron los indios americanos, que pudieron copiar el uso del caballo de los conquistadores europeos. Pero más tiempo se precisará cuando el uso del animal no se hace por imitación de lo que hacen otros pueblos, sino que se hace poco a poco, desde los primeros casos de usos por parte de algunos individuos osados, hasta que, tras ser imitado por otros paisanos, el uso se extiende a toda la sociedad y se le buscan aplicaciones nuevas (transporte, alimentación, ocio, espectáculo, guerra, etc.).
Enlazando con la Biblia, ésta nos da referencias concretas de que la cultura del camello doméstico ya estaba implantada en los tiempos de los patriarcas. Y eso es lo que hemos visto en el post anterior y también en este mismo post. Pero todas esas referencias no las reconoce Werner Keller, puesto que considera que son frutos de añadidos o modificaciones
Pues bien, hay una referencia bíblica que hasta el mismo Werner Keller entiende que no fue cambiada o añadida. Me refiero a Jueces 6:5, donde se puede leer respecto a los madianitas y amalecitas: “Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla”. Werner, en los dos párrafos anteriores al que cuestiona el rigor histórico de Génesis considera este tema y cita Jueces 6:5 dando por válida su información. Poco después comenta: “El nuevo "invento" que causó tanto terror a los israelitas en los ataques de que eran objeto por parte de los madianitas ¡era el empleo de camellos domesticados!”.
En el post número dos de esta serie vimos que las incursiones madianitas se producían en el siglo XIII antes de Cristo. Pero esa fecha, que avanza dos siglos la estimación de Werner Keller para la domesticación del camello, en realidad nos muestra una sociedad que ya tenía tan arraigada la “cultura del camello” en sus costumbres que incluso los utilizaban expertamente como “armamento” de guerra. Aun suponiendo que los madianitas copiaran el uso del camello de alguna otra sociedad, tuvieron que pasar muchos años hasta que dominaron esa cultura. Y claro esa sociedad de la que los madianitas copiaron el uso del camello, o bien lo copió de otras gentes, o bien fueron ellos los que iniciaron la “cultura del camello”. Incluso si aceptamos que los madianitas fueron los primeros que iniciaron el uso del camello doméstico, tuvieron que pasar algunos siglos antes de que se arraigara su dominio hasta el punto de usarlos en la guerra.
Esto ya nos acerca mucho a las fechas en las que la Biblia también menciona a los madianitas como comerciantes a lomos de camellos: “Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto” (Gen 37:28). Cierto que ese periodo queda fuera del margen histórico al que Werner Keller reconoce rigor en lo concerniente al uso de camellos domésticos. Pero ya hemos visto suficientes argumentos como para obviar su hipótesis.
Así, pues, vemos cómo dos narraciones bíblicas distanciadas unos 6 siglos (Génesis 37:13,16-17,28,28 por un lado, y Jueces 6:1-5 por otro) convergen para mostrarnos cómo un pueblo supo sacar provecho del camello muchos siglos antes de la propuesta de Werner Keller.
Con esto doy por concluidas las razones que del mismo texto bíblico descalifican la hipótesis de Werner Keller. Pero aún quisiera reflexionar sobre las razones que indujeron a Werner Keller a descartar la historicidad de las referencias bíblicas a camellos domésticos, dando por válidas sólo las posteriores a las tablillas cuneiformes y bajorrelieves del siglo XI antes de Cristo. Confío en traeros un próximo post con estas reflexiones.
“La historia de Gedeón da cuenta del segundo triunfo de Israel. Desde las tierras de Oriente avanza un día algo nuevo, desconocido y terrible sobre Israel. Las hordas de nómadas madianitas avanzan, montadas en camellos, sobre la tierra, desvalijando, matando y destruyéndolo todo. "Ellos y sus camellos eran innumerables y venían al país para devastarlo" (Juec. 6:5). Durante largos años se halla Israel expuesto, inexorablemente, a los ataques de los madianitas. Después surge Gedeón, el libertador. Emplea con éxito, según explica detalladamente la Biblia (Juec. 7:20 y sigs.), una nueva táctica de sorpresa ante la cual los madianitas huyen y dejan tranquilos a los israelitas en el futuro.
En las épocas de guerra surgen a veces inventos que después tienen aplicación práctica y pacífica. El nuevo "invento" que causó tanto terror a los israelitas en los ataques de que eran objeto por parte de los madianitas ¡era el empleo de camellos domesticados!
El camello domesticado es, en el mundo antiguo, algo completamente nuevo; aunque parezca raro, los pueblos de la edad del bronce no los conocieron. Los textos egipcios jamás los mencionan. Ni en Mari, a pesar de su gran proximidad al gran desierto de Arabia, se encontró mención alguna de ellos en los archivos, que contienen innumerables documentos. Tenemos que suprimir el camello de nuestras representaciones de la vida y de las relaciones del mundo en el Antiguo Oriente. También en el Génesis tuvo que ser añadido más tarde. Así, por ejemplo, la bella escena en la cual vemos por primera vez a Rebeca en su ciudad natal de Najor, ha recibido adiciones y cambios. Los "camellos" de Abraham, su futuro suegro, en realidad no eran otra cosa que... asnos (Gen. 24:10 y siguientes). También eran asnos los que durante milenios llevaron en sus lomos el peso de valiosas mercancías por las grandes rutas comerciales... hasta que el manso camello los substituyó.
En qué época tuvo lugar la domesticación del camello es cosa que resulta imposible determinar con exactitud. Pero existen algunos puntos de referencia. En el siglo XI antes de J.C. aparece citado el camello en los textos de las tablillas cuneiformes y en los bajos relieves, y desde entonces son mencionados con mucha frecuencia. Alrededor de esta época debió ocurrir lo que narra la historia de Gedeón. ¡Cuan grande debió de ser la impresión causada por la incursión realizada sobre camellos, considerados hasta entonces como bestias salvajes!”.
("Y la Biblia tenía Razón”, parte cuarta, apartado 2º: “Bajo Débora y Gedeón”, al final de apartado. En la edición ilustrada del “Círculo de lectores” se encuentra entre el final de la página 169 y el inicio de la 172).
<-- Primer post de esta serie | |
<-- Post anterior | Post siguiente --> |
BíblicaMente.org
Etiquetas FAVORITAS |
Si deseas comentar alguna página, pincha aquí e indícamelo en el mensaje. |
ESTADÍSTICAS WEBNODE
(Desde Nov/08)
8.433.288 | Páginas visitadas |
2.385.805 | Total visitas |
≈715.741 | Visitantes únicos |
Puede consultar los criterios de selección que utiliza Gitnux para realizar la calificación en el siguiente enlace:
Un versículo para hoy
biblicamente.org by biblicamente.org is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.