Jericó (6): Más sobre la datación

Tras aparcar unas semanas el tema de Jericó para atender otros temas arqueológicos de más actualidad, continúo con los análisis de Bryant G. Wood sobre la documentación de los trabajos de Kathleen Kenyon (publicados en su totalidad 12 años después de la muerte de la arqueóloga).

Vimos los fundamentos sobre los que Kenyon se basó y los errores que le llevaron a la desacertada conclusión sobre la imposibilidad de que los israelitas conquistaran Jericó. Ahora nos toca revisar las razones que según Wood confirman la coincidencia entre los restos arqueológicos y el relato bíblico.

Según Wood, cuatro son los aspectos desde los cuales se pueden encontrar evidencias que respaldan la idea de que fueron los israelitas los que destruyeron Jericó sobre el 1400 antes de Cristo aproximadamente:

• El análisis de objetos cerámicos
• La estatigrafía de la ciudad.
• La serie de escarabajos egipcios.
• El veredicto del radiocarbono.

EL ANÁLISISI DE OBJETOS CERÁMICOS

Ya hemos visto en los posts sobre la conquista de Jericó que fue la cerámica el principal objeto de análisis que utilizó Kenyon para concluir que la ciudad ya estaba destruida cuando llegaron los israelitas a la zona.  Ahora veremos cómo Wood se basa justo en la cerámica (entre otras cosas) para concluir que Jericó aún seguía en pie durante los 150 años posteriores a la fecha propuesta por Kenyon para su destrucción.

Presencia de cerámica local típica del Bronce Final

Wood, haciendo referencia a tiestos cerámicos desenterrados por la misma Kenyon, explica que son característicos de fechas coherentes con la llegada de los israelitas a Canaán.

Explica en su informe: "Aunque le ahorraré al lector una discusión técnica de la cerámica de Jericó, veremos algunos ejemplos de las fases finales de la Ciudad IV, todos excavados por Kenyon. Para cualquiera que esté familiarizado con la cerámica de la Edad del Bronce, será obvio que estas formas son del período del Bronce Final I y no de la Edad del Bronce Medio. En particular...". Continua con una serie de ejemplos que podéis leer en el artículo de Wood el cual enlazo al final del post.

Está claro que Kenyon ignoró esta cerámica local en los análisis que le llevaron a concluir que Jericó fue destruida durante el Bronce Medio, y que, según hemos visto en los posts precedentes, sólo se centró en la "ausencia" de cerámica chipriota.

Pero es que la "ausencia" no era tal, como veremos a continuación.

Presencia del indicador clave de la ocupación de la Edad del Bronce Final: la cerámica chipriota.

Resulta sorprendente que Kenyon no consiguiese localizar cerámica chipriota en Jericó, puesto que años antes Garstang desenterró varios trozos de este tipo de cerámica.

Garstang, que también opinaba que Jericó fue destruida cuando llegaron los israelitas, bien pudo haber utilizado este argumento para apoyar su hipótesis. ¿Por qué no lo utilizo? Lo explica Wood: "En la época de Garstang, aún no se apreciaba la importancia de este tipo de cerámica bicromada, y no pudo distinguirla de los otros tipos de cerámica que descubrió".

Posteriormente este tipo de cerámica bicromada chipriota ha sido reconocida como señal inequívoca de la morada durante la Edad del Bronce Final, y es lo que corrobora la postura tanto de Garstang como de Word: que ciertamente Jericó estuvo habitada hasta la llegada de los israelitas, y que fueron estos los que la destruyeron.

LA ESTRATIGRAFÍA DE LA CIUDAD IV

Antes que nada, aclarar ese término, que no es muy habitual. Según la RAE, en su primera acepción la define como el "Estudio de las capas o los estratos arqueológicos, históricos, lingüísticos, sociales, etc., de un territorio". Y también que con “ciudad IV” se refieren los arqueólogos a los estratos correspondientes a las ruinas de Jericó de aquellas fechas que están en cuestión y que Wood trata de clarificar.

Así, pues, Wood, aludiendo a los estudios de las capas de escombros que se fueron apilando en Jericó, concluye que no le cuadran las cuentas realizadas por Kenyon para establecer la fecha de la destrucción de Jericó (1550 antes de Cristo, según la opinión de Kenyon). Veamos:

A medida que transcurren los años, los derrumbes y nuevas construcciones acumulan escombros de los cuales se pueden deducir los estilos de las edificaciones que se fueron sucediendo en los diferentes sitios arqueológicos. Estos estilos permiten distinguir épocas diferentes a las que se les denominan fases ocupacionales. Wood aclara que Kenyon identificó muchas fases ocupacionales en el sitio de Jericó durante la edad de bronce.

Más concretamente, y según Kenyon, a partir del 1650 antes de Cristo (momento en el que se puede datar la fase identificada por Kenyon como la número 32) se sucedieron 20 fases ocupacionales hasta el momento de la destrucción de la ciudad. Y ahora vienen las cuentas:

Si la destrucción de la ciudad sucedió en el 1550 antes de Cristo como mantenía Kenyon, tendríamos 20 fases de derrumbes y nuevas construcciones en sólo 100 años.  Esa cantidad de fases ocupacionales en un periodo relativamente tan corto de tiempo parece muy dudosa. En cambio, la fecha inicialmente propuesta por Garstang es mucho más coherente, ya que serían 250 años y no 100 para “dar cabida” cronológica a esas 20 fases a partir de la número 32, datada hacia el 1650.

LA SERIE DE ESCARABAJOS EGIPCIOS

Garstang desenterró en el cementerio al noroeste de Jericó una serie de amuletos egipcios con forma de escarabajo. Llevan inscripciones por debajo de la figura que permiten ubicarlos cronológicamente. La serie encontrada por Garstang incluye escarabajos de la dinastía XIII hasta la dinastía XVIII. Entre los correspondiente a esta última dinastía aparecieron 4 inscritos con nombre de faraones, siendo el más moderno el de Amenhotep III, que gobernó desde el 1386 hasta el 1349 antes de Cristo.

Esta serie de escarabajos prueba que después de la fecha propuesta por Kenyon (1550 a.C.) la ciudad de Jericó aún seguía intacta. Es la única posibilidad que explica la presencia de escarabajos en el cementerio de Jericó con dataciones posteriores al 1550 antes de Cristo.

EL VEREDICTO DEL RADIOCARBONO

Informa Wood que de entre los escombros de la destrucción se tomó un trozo de carbón para datación por radiocarbono. Los informes fecharon el trozo en el 1410 antes de Cristo, con un margen de error de 40 años en más o en menos. Este dato es coherente con la fecha de llegada de los israelitas a la zona (en la cronología que estamos viendo en esta serie de post sobre el Éxodo), y no con la fecha propuesta por Kenyon para la destrucción de Jericó.

Para finalizar una frase del mismo Wood: “Toda esta evidencia converge para demostrar que la Ciudad IV fue destruida alrededor del 1400 a. C., no en el 1550 a. C. como sostenía Kenyon”.

Nota: Al informe de Wood respondió Piotr Bienkowski cuestionando algunos aspectos del trabajo de Wood. Y a esta réplica de Bienkowski respondió a su vez Wood con otro exhaustivo informe aclarando y puntualizando las cuestiones replicadas por Bienkowski. Adjunto enlace a los tres artículos:

El primer artículo de Bryant G. Wood.

La réplica de Piotr Bienkowski.

La respuesta de Bryant G. Wood.