Recientemente el director del Parque Nacional del Monte Gerizim, Netanel Elimelech, anunció el descubrimiento de un objeto que ilustra estupendamente el pasaje de Mateo 25:1-13. Se trata de una lámpara de aceite que evoca con ternura la suerte y desventura que respectivamente tuvieron las vírgenes del relato de Mateo.
La lámpara, que es de arcilla, se encontró en el Parque Nacional del Monte Gerizim con muy poco deterioro, a pesar de los 23 siglos de antigüedad que se le han atribuido. Comentó Netanel Elimelech: "Encontramos muchos tiestos de arcilla por ahí, pero encontrar algo completo con signos de su uso es muy agradable. Todavía se pueden ver las marcas negras de quemaduras de cuando se usó la lámpara. Te hace retroceder (en el tiempo)”.
No es un hallazgo importante como fundamento de la historicidad de la Biblia, pero hace bastante tiempo expliqué que algunos descubrimientos arqueológicos no tienen la suficiente entidad como para apoyar la historicidad de la Biblia por sí solos, pero junto a otros adquieren notoriedad por "sinergia corporativa". Si consideras individualmente esos descubrimientos, sólo verás "piezas" dispersas. Pero si los valoras conjuntamente apreciarás un mosaico de indicios que refuerzan con vigor la historicidad de la Biblia y complementan a aquellos otros descubrimientos que por su importancia ya están considerados como sólidos pilares.
Y es que los objetos de la vida cotidiana de dos milenios atrás difícilmente pueden sustentar la historicidad de ningún relato bíblico, salvo que lleven alguna inscripción que los personalice y se puedan asociar a hechos o personajes de los relatos bíblicos. Pero esos mismos objetos, cuando junto con otros dibujan escenarios característicos de la época, se convierten en referencias históricas y sociales que permiten evaluar la veracidad de los relatos desarrollados en dichos escenarios. Primero lees el texto con los detalles del vivir cotidiano de aquella época, y luego lees sobre objetos ordinarios usados entonces y mencionados en el relato, pero descubiertos hoy día. Al final concluyes que sólo hay dos opciones: o el relato es verídico, o el escritor narró una ficción, pero tuvo que documentarse muy bien antes de escribirla. Y bien sabemos que el acceso a buena documentación histórica y arqueológica sólo ha sido posible no hace muchas décadas.
Esta lampara, al igual que a Netanel Elimelech, también a mí me traslada en el tiempo y me evoca con nitidez la escena de las vírgenes esperando al esposo de la parábola de Jesús.
Cierto que la escena de las vírgenes no fue un suceso histórico, sino una ficción. Fue una parábola empleada por Jesús para ilustrar la importancia de velar y no descuidarse en ningún momento, ya que no se sabe "el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir". Pero está claro que la parábola utilizada por Jesús debía ser entendida por sus oyentes, y para ello era imprescindible que hiciese referencia a situaciones y objetos habituales de aquellos tiempos. Así, pues, en el fondo, lo que hace esta lámpara es avalar la historicidad de la predicación de Jesús por estar perfectamente integrada en la realidad histórico social de aquellos tiempos.
Como hemos visto más arriba, la lámpara sóla no es de mucha importancia para fundamentar la historicidad bíblica. Pero no hay que olvidar el popular refrán sobre el efecto acumulativo de las pequeñas aportaciones: "Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero". Es este pequeño “grano” junto con otros como la “barca de Jesús”, el cascabel del segundo templo, la ruinas de Dalmanuta y otras poblaciones antiguas desenterradas por los arqueólogos los que van formando un importante granero que confirman el perfecto entronque de los relatos bíblicos con el correspondiente contexto socio histórico de las épocas correspondientes.
Nota: No hay que olvidar que además de estos pequeños objetos existen otras evidencias que por sí solas fundamentan con rigor la historicidad de la Biblia. Puedes dar un repaso a todos estos post.
La noticia en jpost.com
La parábola de las vírgenes (Mateo 25:1-13):
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos!
Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
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