Cierta circunstancia que no merece la pena referirla en este post me ha llevado a la reflexión sobre la disciplina en los hijos. Nada hay mejor para centrar cualquier tema y concretarlo que el expresarlo por escrito. Esto es lo que hago y aprovecho para incluirlo en la sección “Revisión de Conceptos” de bíblicamente.org.
Dado que los términos disciplina, castigo y corrección se suelen emplear muy a menudo como sinónimos, comienzo el post repasando los sentidos en los que utilizo las palabras relacionadas:
Disciplina
Conjunto de acciones tendentes a formar el carácter y la moral de los hijos.
Castigo
Acción disciplinaria de carácter violento (tortazo, pellizco, …) o de privación de situaciones gratas (no ver tele, no asistir a campamentos, no salir con amigos, …). El aspecto negativo más destacable de los castigos son la percepción que de ellos se tienen: son vistos como “penas” que se imponen por incumplimiento de normas. Probablemente esto es debido a que los castigos se caracterizan por la respuesta inmediata al hecho que se pretende corregir en el hijo, privando, por tanto, la posibilidad de reflexión y adecuación al caso que se pretende corregir.
Correctivo
Da la impresión de que sólo es una palabra “políticamente más correcta” que la palabra castigo, pero que en el fondo es lo mismo. Ni mucho menos. La verdad es que el correctivo, aunque también sea ingrato para el hijo y a veces utilice los mismos medios que el castigo, se caracteriza fundamentalmente por la reflexión previa de los padres en un intento de adaptar la acción correctiva al carácter del hijo y al tipo de “infracción” que comete. Como fruto de esa reflexión, el correctivo incluye (o debe incluir) la explicación al hijo del “porqué” es necesario y la relación que tiene con su mal comportamiento. Este carácter de acción “reflexionada” exige a veces distanciar la aplicación del hecho que se quiera corregir en el hijo; aunque esta dilación no debe alargarse, pues es importante que el hijo asocie sin posibilidad de equívoco el correctivo con el mal comportamiento que se quiere enmendar. Normalmente no incluye acciones violentas; aunque a veces son necesarias.
Incentivo
Al contrario de las anteriores acciones disciplinarias, que suelen ser posteriores a la manifestación del mal comportamiento, los incentivos se anticipan, procurando que sean los buenos comportamientos los que evitan situaciones de mal comportamiento. Los incentivos pueden ser “recompensas” gratas para los hijos consecuentes a acciones positivas por ellos realizadas, o situaciones privilegiadas que dejan de aplicarse en caso de malos comportamientos. También recojo en esta categoría de incentivos el establecimiento de marcos que faciliten la adquisición de buenos hábitos.
Solo una pauta: Nunca castigar en el sentido explicado al inicio del post. Los padres no son jueces que aplican penas por malos comportamientos. Son educadores del carácter y la moral de sus hijos, que, bajo el manto del amor, sólo aplican correctivos que guardan estrecha relación lógica y psicológica con el mal comportamiento que se quiere erradicar.
“Porque el Señor disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere”. (Proverbios 3:12).
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22:6).
“Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza; si no lo haces, le arruinarás la vida”. (Proverbios 19:18).
“La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejará de él”. (Proverbios 22:15).
“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”. (Proverbios 29:17).
“La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre”. (Proverbios 29:15).
“El que no corrige al hijo, lo odia; el que lo ama, lo disciplina a tiempo”. (Proverbios 13:24).
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4).
“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. (Colosenses 3:21).
“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Hebreos 12:7)
Nota: Si observas que falta alguna pauta, o consideras que hay que corregir el enfoque en algún punto, te ruego que me lo hagas saber escribiéndome a esta dirección: informacion@biblicamente.org
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