No tenemos los medios idóneneos para abordar esa gran cosa de la que todo procede. Nuestro lengua se ha creado al contacto con cosas muy concretas, como las sillas unos cuantos instrumentos más. ¡Y sólo en esta Tierra diminuta!

Paul Feyerabend, filósofo de la ciencia.

(Citado por John Horgan en "El fin de la Ciencia", página 80).

Contexto de la cita:

Un filósofo medieval llamado Dioniso el seudoareopagita, prosiguió Feyerabend, había sostenido que ver a Dios directamente era lo mismo que no ver nada en absoluto. «Esto encierra mucha luz para mí, aunque no puedo explicar por qué. No tenemos los medios idóneos para abordar esa gran cosa de la que todo procede. Nuestro lenguaje se ha creado al contacto con cosas muy concretas, como las sillas y unos cuantos instrumentos más. ¡Y sólo en esta Tierra diminuta!» Feyerabend marcó una pausa, perdido en una especie de exaltación interior. «Dios es emanaciones, ¿sabe? Y éstas descienden y se vuelven cada vez más materiales. Y en lo más hondo, en la última de las emanaciones, podemos ver una pequeña huella de todo eso y hacer nuestras cabalas.»

Sorprendido por este arranque, le pregunte si era religioso. «No estoy seguro», contestó. De pequeño lo habían educado en el catolicismo, pero luego se volvió un ateo «enérgico». «Pero ahora mi filosofía ha adoptado una forma completamente diferente. No puede ser sólo eso de que el universo... ¡Boom!, ya sabe, y todo empieza a desarrollarse. Eso no me parece tener mucho sentido.» Por supuesto, muchos científicos y filósofos han sostenido que no sirve de nada preguntarse sobre el sentido u objeto del universo. «Pero la gente se lo pregunta; así que, ¿por qué no? Bien, pues de todo esto tratará este libro, y la cuestión de la abundancia será un corolario de todo ello. Me llevará bastante tiempo.»
 

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