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Hace poco publiqué un post sobre la utilidad de las nuevas tecnologías para los aficionados a la lectura que lo son por afán de adquirir nuevos conocimientos, y no tanto por placer de ocupar el tiempo libre con buenas y amenas obras literarias.
Avanzada la redacción consideré conveniente completarlo con otro sobre las mismas tecnologías, pero esta vez centrado en el provecho que se puede sacar de ellas a la hora de "cocinar" los conocimientos adquiridos junto con "ingredientes propios" y obtener un "guiso" personal.
No creo equivocarme al pensar que un buen lector en el sentido que he matizado al inicio también disfruta meditando y escribiendo sobre lo que lee. Y aunque no se aspire a publicar, el sólo hecho de concretar el pensamiento y expresarlo por escrito no sólo es un placer en sí mismo, sino que constituye un medio de enriquecimiento personal.
Si damos por acertada la frase de Francis Bacon: "La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso", el anterior post nos ayudará un poco a ser más completos, y el actual a ser más precisos.
Para "andar por casa" no necesitamos ser un dechado de precisión. Pero en muchos contextos cristianos, sin necesidad de ser grandes oradores o escritores, sí conviene expresarse con precisión y claridad.
Cierto que hay iglesias con mayoría de miembros que se conforman con asistir a los cultos, sentarse y escuchar (en el mejor de los casos).
Pero también es cierto que podemos encontrar iglesias en las que se promociona la participación activa y se intenta minimizar los calienta-bancos. Y que abren los medios de expresión a la generalidad de la membresía en las clases bíblicas, las predicaciones, los boletines internos o los cultos con participaciones de libre expresión.
La mayor parte de mi experiencia cristiana ha transcurrido en ese tipo de ámbitos. Y puedo asegurar que tan cierto como que cualquier mensaje bien inspirado redunda en bendición para todos los oyentes, las participaciones improvisadas y desordenadas lo que provocan es apatía y pereza mental. En estas últimas el oyente se pierde en un mar de palabrerías sin encontrar el núcleo del mensaje que se pretende transmitir.
Así, pues, además del enriquecimiento personal y la satisfacción que te produzca el concretar tus pensamientos mediante el análisis y síntesis mental que implica la redacción escrita, piensa en el beneficio que obtendrá tu comunidad si te ejercitas en concretar tu pensamiento y precisar tu expresión.
Hasta hace pocas décadas esa actividad de concreción del pensamiento mediante la escritura era más bien tediosa, pues la corrección y el afinado se hacían sobre papel; y el pasar repetidamente "a limpio" era una necesidad si uno mismo pretendía aclararse entre borradores.
Con la llegada de la informática esta situación mejoró mucho. Aún me acuerdo de los buenos tratamientos de textos que pasaron por mis dedos: Peachtext, DisplayWrite, WordPerfect, Framework. Fue con aquellos tratamientos de textos que comencé a sentirme como un alfarero de la expresión. Podía modelar las frases y los párrafos con la misma flexibilidad que da el barro. Sobre todo del último conservo un gratísimo recuerdo. Era más que un simple tratamiento de texto. Se trataba de una herramienta inigualable para recopilar y estructurar la información y editarla posteriormente. Desde que desapareció el universo MSDOS no he encontrado ninguna herramienta similar. Pero... Pero preparando este post me he enterado de que aún es mantenido y actualizado bajo Windows. Aunque no por la “difunta” Ashton-Tate, creadora tanto de Framework como de la tan popular (en su época) dBase. ¡Tendré que ver si aún hay posibilidad de rememorar viejos tiempos!
Alguno preguntará: si ya hace más de dos décadas que la tecnología informática nos facilita la gestión del conocimiento y la expresión precisa de nuestro pensamiento, ¿qué más añaden las nuevas tecnologías?
Aclaro previamente que con el término "nuevas tecnologías" me refiero a los avances del último lustro en cuestiones de telefonía, intercomunicación, accesibilidad, etc. Pues bien, con ellas nos ha llegado la portabilidad de los dispositivos y la accesibilidad de la información (pública o personal) desde cualquier sitio. Ya no es imprescindible estar en un despacho delante de una pantalla y con un techado, ambos encadenados a una CPU de varios kilos. Ahora puedes consultar, anotar o redactar también en la biblioteca, la terraza, el jardín, el parque, la playa, el campo, el bar, el coche, la calle, y algunos más. Y no sólo sentado, sino de pie e incluso andando. Y ojo, que no es una recopilación hipotética de sitios factibles. Yo mismo he redactado post's en todos esos sitios o circunstancias que he mencionado.
¿Ya merece la pena complicarse la vida con estos nuevos chismes? Sí. Mucho. No sólo por la flexibilidad y la posibilidad de aprovechar mejor el tiempo. También por la posibilidad de captar las "lúcidas" ideas que llegan cuando menos lo esperas (porque ¡quien no dispone del Smartphone a mano en cualquier momento!). Y también por la "impagable" facilidad que nos brindan estos modernos "cachivaches" para des-saturar la mente cambiando de aires y pasando la tarea de redacción a otro ambiente diferente: el parque, la biblioteca, etc. En los inicios de mi vida profesional trabajaba en un departamento dedicado a solventar problemas, buscar soluciones y expresar lo mejor posible la forma de ponerlas en práctica. Pues bien, por fortuna las oficinas del departamento eran ámplias, lo que me permitía levantarme muy a menudo de mi mesa para dar "paseos" por los pasillos "rumiando" los problemas e "invocando a las musas" para que me "bajaran soluciones". Las musas caprichosas se dignaban responder cuando "ellas querían", no cuando yo desesperaba. Es más, ni siquiera tenían la consideración de responder en "horas de trabajo". ¡Qué bien me hubiesen venido estas nuevas tecnologías en aquellos viejos tiempos!
Así pues, como complemento al anterior post sobre la adquisición de conocimientos (lectura), bien vendrá compartir con vosotros unas cuantas herramientas que a mi juicio son estupendas para la expresión clara y ordenada de nuestro pensamiento. Y no sólo me refiero a aplicaciones que hacen más ligero y portátil el tratamiento de textos, sino también a los medios que incluso nos permiten prescindir totalmente de teclados, como éste que justo en este momento me permite introducir directamente el texto en formato editable, pero no con teclas, sino con un lápiz. O los que mientras caminas te permite dictar notas directamente editables.
Pero a pesar de que con los útiles que quiero comentar he podido aprovechar ratos sueltos en casa, la biblioteca, el coche, el parque y la calle (andando), se me ha pasado la semana sin poder terminar el post completo. Así que paro aquí y dejo para la próxima semana el revisar los útiles y aplicaciones que tanto merecen ser promocionados.
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