A mediados de julio una entrevista realizada por García Ferreras de “La Sexta” me recordó un post sobre la mentira y el engaño que publiqué hace algunos años.
Dado que las respuestas del entrevistado me parecieron bastante ilustrativas del manejo que se hace de la información, preparé un segundo post sobre el mismo tema. Pero cuando ya lo tenía terminado, opté por no publicarlo, entre otras cosas, por el mal ambiente que se respiraba en relación a la pandemia del coronavirus.
Pero la publicación en “El mundo” de las más de 10 alertas que el gobierno de Pedro Sánchez recibió del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) sobre la gravedad del coronavirus antes del estado de alarma me han movido a recuperar aquel post. Y es que esa publicación y la dinámica actual de los rifi-rafes de la clase política confirman con vehemencia lo recogido en dicho post. Sólo he añadido alguna referencia sobre fecha y algunas transcripciones de la entrevista.
Hace algunos años publiqué un post titulado “Matizando la mentira y el engaño”. Estos días lo he revisado, movido por las trifulcas políticas de los últimos meses consecuencia de la gestión de la pandemia de coronavirus. Bueno, y también de meses anteriores, pues en nuestro escenario sociopolítico nunca faltan temas sobre los cuales establecer batallas dialéctico-mediáticas.
Y es que me indignan muchas las técnicas de manipulación demagógicas que puedo observar desde hace bastantes meses. Creo que el hábito del engaño y la mentira no sólo se ha incrementado enormemente en los últimos años, sino que ha dejado de ser una excepción para convertirse en la atmósfera habitual en la que respiramos.
En el fondo ya no pretendo ser informado a través de los medios. Doy por supuesto que el gobierno y sus medios afines me engañarán como opción por defecto. Y si en algún caso me dicen la verdad, será como estrategia para colarme algún otro engaño o distraerme de alguna dolorosa verdad, que evidentemente, ocultarán. Claro, supongo que la oposición no tendrá más recurso que utilizar las mismas armas, con lo que el único interés que conservo al seguir las declaraciones políticas, los noticiarios o las tertulias es simplemente el de observar estas batallas dialécticas como si de una película se tratase, evaluando quienes combaten mejor.
Me ha llamado mucho la atención la estrategia que ha usado Pedro Sánchez en la entrevista que le hizo García Ferreras en “La Sexta” (principios de julio). Quiero centrarme en el inicio de la entrevista cuando Ferreras pregunta: “¿Por qué no se puso en marcha antes el Estado de Alarma y el Confinamiento?”, a lo cual asiente Sánchez respondiendo: “… Es cierto que con los datos que tenemos hoy es evidente que llegamos tarde. No solamente en España, en Europa, sino que también en el Mundo”. Pero también añade que “Con los datos que teníamos entonces, rotundamente no. Llegamos cuando teníamos que llegar.” Y continúa preguntándose cómo habría reaccionado el conjunto social de España si el confinamiento se hubiese decretado en febrero.
Poco después insiste Ferreras preguntando concretamente: “Pero presidente, yo lo que le planteo es… ¿a usted nadie, nadie, absolutamente nadie de sus asesores científicos, equipos técnicos, médicos, centro nacional de emergencias y alertas, le dijo: 'Esto es un sunami'?”.
A esto NO responde Sánchez con alguna respuesta tajante afirmativa o negativa, sino que evasivamente recuerda: “En el día… En el mes de febrero, y en el mes de marzo, lo que fuimos… Fíjese… Yo recuerdo cuando tomamos posesión el gobierno de España. Fue a mediados de enero, después de un proceso muy tortuoso de investidura. Prácticamente después nos pusimos ya a hablar en los consejos de ministros, en las comisiones interterritoriales con las comunidades autónomas, con el Caes, de la consecución… de ver cómo iba la evolución de la epidemia. Entonces no sabíamos lo que sabemos hoy”. Y añade: “Si a mí usted me pregunta, pues evidentemente con lo que sabemos hoy, tendríamos que haber decretado el estado de alarma mucho antes”.
En ese punto interrumpe Ferreras mencionando informaciones en “El confidencial” sobre “que el centro de emergencias y alertas de España diciéndole al Centro Europeo de prevención de enfermedades: “ ‘Tranquilidad, esto está controlado…’ ”.
Es en ese momento cuando Sánchez saca a colación a la OMS: “Bueno, hay que recordad además que la Organización Mundial de la Salud, … ¿cuándo dijo que era una pandemia, global? Lo dijo a mediados de marzo”. Añade la pregunta: “¿Cuándo... nosotros hemos actuado?”, a la cual no responde, sino que añade que siempre han actuado en coordinación con la OMS: “Lo hemos hecho siempre con la coordinación de la Organización Mundial de la Salud y también del centro de… digamos, de investigaciones epidemiológicas a nivel europeo”.
Así, pues considera y declara Sánchez que siempre han actuado sobre este asunto en coordinación con la OMS, y centra las informaciones iniciales sobre el coronavirus a mediados de marzo, cuando la OMS declara la situación de pandemia.
Lo que me llama la atención (y me ofende) es la capacidad de transformar la declaración de un rotundo fracaso en el principal argumento de un supuesto acierto.
Esta capacidad “modeladora” de la realidad me recuerda al pésimo estudiante que cuando le recriminan haber perdido un curso por no haber estudiado se defiende de este modo: “En cuanto me informaron que estaba suspendido me puse a estudiar como un descosido”. Claro, bien sabe él, que el momento de comenzar a estudiar no es cuando declaran su nivel de conocimiento, sino cuando comienza el curso, a fin de que al final no se declare suspenso, sino todo lo contrario. Pero probablemente piensa que sus recriminadores son tan estúpidos, que quizás su artimaña funcione.
El justificar la dilación de medidas contundentes porque la OMS no declaró pandemia hasta mediados de marzo es en el fondo reconocer el suspenso en la gestión previa hasta ese momento. Porque, ¿qué es lo que declara la OMS el 11 de marzo? Si hacemos caso a la cronología de actuación sobre el Covid-19 que hace la misma organización, podemos leer lo que sigue:
Declaración del 11 de marzo de 2020:
“Profundamente preocupada por los alarmantes niveles de propagación de la enfermedad y por su gravedad, y por los niveles también alarmantes de inacción, la OMS determina en su evaluación que la COVID-19 puede caracterizarse como una Pandemia”.
En el fondo lo que hace la OMS el 11 de marzo es reconocer que a nivel general (incluida España) el nivel de acción para luchar contra el coronavirus obtiene un suspenso de campeonato (“niveles... alarmantes de inacción”). Está otorgando la calificación correspondiente a los esfuerzos y resultados obtenidos por los diversos estados.
Nuestro gobierno, como muchos otros, debieron comenzar a actuar mucho antes, cuando la misma OMS declaró el “inicio de curso” para esta carrera contra el coronavirus. Y esta declaración se produjo a fines de enero. Podemos leer en la cronología de actuación sobre el Covid-19 antes mencionada lo que sigue:
Declaración del 30 de enero de 2020
“... En esta ocasión el Comité de Emergencias llega a un consenso y recomienda al Director General que el brote constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). El Director General acepta la recomendación y declara que el brote por el nuevo coronavirus (2019-nCov) constituye una ESPII. Es la sexta vez que la OMS declara una ESPII desde la entrada en vigor del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005…”
Sí, el 30 de enero fue el “comienzo de curso”. Ese fue el banderazo de salida para que todos los estados (incluido el nuestro) se pusiesen las pilas para trabajar a fondo a fin de evitar que la pandemia se produjese. No a partir del momento en que la OMS declara que se ha fracasado por no hacer caso en enero a la declaración de alarma vía ESPII y la pandemia ya está extendida.
Te puedes preguntar qué es un ESPII. La misma OMS lo aclara en su página donde explica qué son el Reglamento Sanitario Internacional y los Comités de Emergencias, en la 3ª pregunta:
“¿Qué es una emergencia de salud pública de importancia internacional [ESPII]?
Una ESPII se define en el RSI (2005) como “un evento extraordinario que, de conformidad con el presente Reglamento, se ha determinado que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, y podría exigir una respuesta internacional coordinada”. Esta definición implica que la situación es:
Más claro, agua. Esa es la definición de un ESPII según la misma OMS. Si sustituimos en la declaración del 30 de enero el término “ESPII” por su definición, vemos con claridad lo que transmitió la OMS a fines de Enero:
“... El Director General acepta la recomendación y declara que el brote por el nuevo coronavirus (2019-nCov) constituye [ un evento extraordinario ... que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, y podría exigir una respuesta internacional coordinada] “.
Así, pues, la realidad de los acontecimientos fue:
1) En enero la OMS alerta de un evento extraordinario de riesgo para la salud pública (ESPII), a la espera de que todos los estados reaccionen para contenerlo.
2) En marzo la misma OMS evalúa un fracaso las iniciativas emprendidas por los estados (incluidos el nuestro), por lo que reconoce y define la situación como pandémica (recuerda: la intervención de la OMS en enero alertaba para evitar llegar a situación de pandemia…)
3) A partir del momento en que se declara que la “alarmante inacción” ha permitido que la situación de emergencia declarada en enero se haya convertido en una pandemia, el gobierno se pone las pilas para trabajar en serio.
4) Cuando al gobierno se le critica por no haber reaccionado a tiempo (y el mismo presidente lo reconoce), se defiende argumentando que la declaración de pandemia (es decir la “declaración de suspenso”) sólo se produjo a mediados de marzo.
5) Curiosamente, Sánchez no menciona nada del aviso de alerta que la OMS lanzó el 30 de enero. Pero en cambio, refiriéndose a febrero, sí afirma al inicio de la entrevista que “Con los datos que teníamos entonces” no tenían motivos para declarar estado de alarma. Me pregunto: ¿No conocieron el ESPII en enero? ¿No han actuado “siempre con la coordinación de la Organización Mundial de la Salud”? (Añado ahora, en octubre: ¿No recibió las alertas del departamento de Seguridad Nacional que informa "El Mundo"),
6) Y curiosamente, tampoco responde NO cuando Ferreras le pregunta en concreto “¿a usted nadie, nadie, absolutamente nadie de […] le dijo: 'Esto es un sunami'?”. En cambio, su respuesta se desvía recordando todas lo que hizo el gobierno nada más tomar posesión (lee al inicio del post). Me pregunto por qué evitó responder tajantemente NO. ¿Quizás porque un NO hubiese sido una “mentira” sin ambigüedades, mientras que desviando la respuesta sólo queda en “engaño”?
¿Se diferencia mucho la actitud del gobierno de la del pésimo estudiante que mencionaba más arriba?
¿Cómo calificarías esta triquiñuela?
¿Es una mentira? ¿Es un engaño? ¿Es preciso buscar otro apelativo?
Lo que parece que está claro es que:
1) En parte se puede calificar de mentira implícita, ya que tácitamente modifica la definición de lo que es una declaración de pandemia por parte de la OMS: cambia su sentido de declaración de fracaso por el de aviso para la actuación.
2) Y en gran parte se puede calificar de engaño, puesto que persigue que la opinión pública retenga en su memoria una secuencia de acontecimiento diferente a la que realmente se produjo en relación a los comunicados de la OMS.
¿Quizás a todo esto se le puede llamar “demagogia”? ¿O quizás mejor “imbeciligogia”?
Enlaces:
Cronología de actuación sobre el Covid-19 (En PDF)
Reglamento Sanitario Internacional y los Comités de Emergencias (En PDF)
La web con La entrevista a Pedro Sánchez en Al Rojo Vivo en 10 titulares. Lo comentado se encuentra en el primer extracto de video.
BíblicaMente.org
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